Conversación con Renato Dorfman*

Sabemos que recién has vuelto de una estadía de algunos meses en Berlín (y suponemos que estuviste también en Barcelona). ¿Cómo te enriqueció este viaje?

Para mí, mi patria es el mundo entero, desde el espacio no se ven las fronteras, viajar es  como visitar a mis parientes lejanos. En julio del 2004 participé en una colectiva en Barcelona. Barcelona me encanta pero como ya tuve la oportunidad de disfrutarla decidí irme a dar un rol.

Berlín es una ciudad especial, llena de cultura y con una historia muy interesante, hay muchísimos artistas y músicos,  la verdad me enamoré de Berlín. Estuve seis meses ahí trabajando,  haciendo grabado y litografía,  fue increíble. Expuse en dos ocasiones durante mi estancia con una respuesta muy positiva.  El poder exhibirle a un público diverso y recibir estas respuestas es una gran motivación.  Para mi trabajo es importante viajar para situarme como artista internacional, esto es asunto de mucho tiempo y esfuerzo, pero a la larga tengo confianza en que mi amor y persistencia triunfarán.

Se te reconoce un estilo definido. Dentro de ese mismo estilo, ¿qué nueva temática estás explorando?

Pues aunque yo reconozco que se me reconoce un estilo, para mí cada obra es nueva,  y en cada oportunidad que tengo de expresarme,  quiero ser lo más libre que pueda. Veo la experimentación como una constante en mi trabajo. Ahora mismo es una locura, estoy haciendo tantas cosas a la vez que me da vértigo. Estoy en un trabajo muy fuerte con mi equipo,  haciendo esculturas y murales monumentales para el hotel Barceló.

En este trabajo estoy metido en mi línea que llamo Maya Contemporáneo, que es un viaje increíble a través de los siglos y de las tradiciones, y finalmente un encuentro con mi momento y mi expresión. Lo que es increíble es que he llegado al punto donde me pagan por hacer de mis sueños una realidad. 

Por otro lado, estoy clavado en la idea de Arquitectura Orgánica. Cada una de estas esculturas es una maqueta realizable y habitable;  espero que en futuro próximo las esté construyendo. Y, por supuesto, mi romance con la poesía y la música es ineludible, es alimento para mi espíritu.

A partir de tu propia experiencia, dinos ¿qué opciones tiene un joven artista que se forma en Cancún?

Mi razón de estar aquí es la increíble belleza natural. Éste es un lugar para crear. Hay una energía muy fuerte que me motiva a expresar mi gratitud por esta belleza, y a expresar mi protesta al trato que se le da. En cuanto a la actividad cultural pues va para arriba, cada vez hay más actores y más público.  Creo que Cancún es un lugar muy especial, y aunque no cosechemos de inmediato, a la larga vale la pena invertirle a la cultura de nuestro pueblo, ya que es una puerta de México al mundo. 

Durante la inauguración de tu última exposición en Cancún hiciste hincapié en tu preocupación por la madre naturaleza, ¿podrías extenderte al respecto? ¿Cómo la plasmas en tu obra?

Esta preocupación ha sido el motor de mi trabajo artístico en todas sus facetas.  Es incomprensible  que nosotros, la especie “inteligente”, tengamos capacidad de tanta estupidez.  ¿Cómo es posible que seamos capaces de condenar a muerte a las generaciones que vienen, con tal de tener nuestras banalidades a la mano, pequeños lujos y comodidades? ¿Cómo es posible que nos dejemos manipular por los grandes imperios económicos y sigamos consumiendo las porquerías que nos venden? ¿Cómo es posible que no se levante el pueblo en defensa de su madre y de sus hijos, y los hijos de los hijos? ¿Cómo es posible que siendo yo papá no tenga la certeza de qué mundo le espera a mi hijo?   ¿Será que esté vivo el arrecife? ¿Que haya changos en la selva? ¿Que tenga agua limpia y comida sana?  ¿Que quede alguna playa donde no tenga que traer brazalete?  Para mí, plasmar estas preocupaciones en mi arte no es opción, es una Responsabilidad (con mayúscula), porque a lo largo de la historia, el arte ha tenido un papel muy importante en el desarrollo de la humanidad.  Para mí, estamos de regreso a la Edad Media, y ¡necesitamos con urgencia un Renacimiento!  

Creo que el arte en todas sus manifestaciones tiene la capacidad de llegarle al corazón de los humanos, y creo que los cambios tienen que venir del corazón.  

*Renato Dorfman (México, 1971). A la edad de 15 años aprende de su tío Ariel el arte de esculpir en barro. A pesar de su juventud, el trabajo de Renato es parte del inventario de Cancún desde hace buen número de años. Con un material de características similares a la piedra, que él produce y denomina novapiedra, talla monumentos, fuentes y murales. En 1997 obtiene medalla de oro en la Bienal de Arte Contemporáneo en Florencia.