Conversación con Pablo Almeida

En el mes de mayo de 2006, Rocío Alzaga y yo visitamos a Pablo Almeida en su casa-estudio que se ha construido en medio de la selva. Es un quasicubo blanco con techo altísimo. Me llama la atención que, en este espacio tan invitador, las ventanas estén dispuestas a lo alto. Posiblemente el artista se protege de que pronto la urbanización desmedida acabaría por anular el paisaje verde si las ventanas fuesen bajas. También puede ser que al diseñarlas buscaba una iluminación pareja para trabajar, o dejar libres grandes espacios blancos para disponer su obra. No se lo pregunté. De lo que no tengo duda, es que disfruta de estar rodeado de la vegetación natural de la región y que aquí, en la soledad, Almeida se dedica de lleno a la pintura.  

Estamos ante un artista plástico con oficio y trayectoria. Un ser sensible que dio rienda suelta a su inclinación artística buscando una formación académica sólida. Estudió dos licenciaturas, y la maestría en artes plásticas, pero su pasión por el lenguaje no termina ahí, se extiende a los idiomas: ruso, alemán, francés, inglés. Y es joven.  

Almeida tiene varias telas en proceso. No usa el óleo porque le desagrada su olor, prefiere el acrílico, que considera más versátil. En sus paredes destacan también trípticos y polípticos anteriores que por fortuna ha conservado. Se entiende que, como a la mayoría de los artistas, le cuesta desprenderse de toda su obra pero nos concede que ha cometido el error de muchos de no tener un registro fotográfico completo de los cuadros vendidos. Nos invita un vino tinto en exquisitas copas alemanas. Le preguntamos:

¿Qué encuentras de atractivo en Cancún para tu desarrollo como artista plástico?  

Encuentro todo un universo que desconocía.  Cancún es parte del espacio donde se concentra la extraordinaria riqueza cultural que nos heredan los mayas.  La riqueza natural del Caribe Mexicano es espléndida en sus manifestaciones de colores y vegetación.  La riqueza cosmopolita de esta zona y su situación geográfica nos orientan a crear y a sublimar, así como a ser mejores.  La zona me impacta y ha influido en mi forma de ver la vida así como de crear pintura.

¿Qué quiere decir para ti “moderno”? Hay quien cataloga tu pintura como “moderna” por ser tú un artista joven congruente con el momento actual. Para nosotras “moderno” es un término comprometido con el siglo pasado digamos, en arquitectura eso es así. ¿Ocurre lo mismo en la pintura?

Para mí moderno quiere decir actual.

En el arte los términos moderno, posmoderno, contemporáneo, vanguardista y el de hoy, posvanguardista, han querido hacer referencia con sus reglas a su tiempo y denominarse como “lo último” pero sucede que el tiempo pasa, llegan nuevas tendencias y los términos tienen nuevos nombres.  Ya lo moderno en la pintura como en la arquitectura no es lo último… supongo que quien cataloga a mi pintura como moderna se refiere a que soy posvanguardista.

Sabemos que naciste en el seno de una familia de artistas y que al vivir rodeado de tanta sensibilidad, creías de niño que todas las familias eran así. ¿Cuándo te enfrentaste a la cruda realidad?

La realidad es más amable de lo que uno teme, y cada familia tiene una orientación diferente que me gusta conocer. 

Y tus artistas predilectos, ¿quiénes son?

Me gusta mucho la obra de Alfredo Zalce, José Chávez Morado, Diego Rivera, Magritte, Bosch, Matisse, Duffy, Picasso (no podía faltar), y tantos y tantos pintores que disfruto cuando los veo o los recuerdo.

¿A qué te dedicaste en tus viajes, primero a la URSS y luego a Rusia?

Las primeras dos visitas a las URSS fueron de descubrimiento y de anhelo de ir a tierras de tantos artistas que admiro como son Dostoievski, Stravinski, Chagall, entre otros.  En el inter de estos viajes estuve en Europa y el Norte de África, viajando y aprendiendo alemán y francés.  Cuando regresé a Rusia años después ya había yo estudiado ruso por dos años en México, y continué con un curso de idiomas en Moscú que complementé con clases de pintura.

¿No piensas que un artista joven debe estar cerca de los pintores de vanguardia para destacar en la plástica mexicana? 

El estar en grupo tiene sus comodidades y sus peligros.  Creo que los artistas tenemos el deber de captar nuestros secretos interiores y destacarnos por talento, propuestas y trabajo. Cada persona va descubriendo qué camino seguir. 

¿Qué opinas de CANCÚNART, el primer catálogo de artistas plásticos que se edita en Cancún?

CANCÚNART es una recopilación importantísima que no se había hecho y que nació del patrocinio de Antonio Zúñiga, convirtiéndose en un apoyo para los artistas participantes y un regalo para la ciudadanía de nuestra región, así como una herramienta de promoción de nuestro Quintana Roo.

Tienes dos profesiones, ¿ejerces las dos?

La pintura y la arquitectura son formas de creación complementarias que he ejercido profesionalmente y me han influido una en la otra. En ocasiones, como cuando viví y estuve exponiendo en Houston, estuve pintando exclusivamente.

A menudo los artistas no quieren saber de política pero luego se lamentan por la calidad de nuestros gobernantes, y el desinterés manifiesto de los gobernantes hacia los artistas. ¿Qué propones para romper ese círculo vicioso?

Tener políticos conscientes de lo trascendental del arte en nuestra comunidad. Sería bueno que tuvieran consejeros artísticos de carrera y oficio.