Edificaciones en un paisaje volcánico de México.
En el número más reciente de BITÁCORA —la revista de la Facultad de Arquitectura de la UNAM— aparece un fascinante artículo inédito en español que MAX CETTO escribió en 1954: “Edificaciones en un paisaje volcánico de México”.1
El artículo apareció publicado hace 62 años bajo el título “Bauten in einer Lavalandschaft Mexicos” en la revista BAUKUNST UND WERKFORM.2
Papá describe aquí la belleza de la lava del Pedregal, de ese territorio agreste por el cual caminó con su amigo Luis desde 1946 —enfundados en pesadas botas y con palos en mano, marcando caminos sinuosos donde hoy día existen calles—, y presenta cuatro de las primeras casas que él, Cetto, construyó en el fraccionamiento. Ya estos datos por sí solos (es decir, la autoría de las casas) pueden ser una verdadera revelación para muchos, pues echan abajo mitos que surgirían unos años después.
Para el público alemán que leería la revista BAUKUNST UND WERKFORM, de la cual Cetto era corresponsal, refiere que el Pedregal era un territorio inexplorado que no había tenido pobladores durante 3,000 años. Y explica que Luis Barragán, en su fascinación y osadía, visualizó este paraje de lava y flora silvestre convertido en espléndidos y enormes jardines privados entre las rocas, con casas que satisficieran el espíritu.
Y más fascinante es su relato de cómo construía (él, Cetto). Cito textual del artículo. “Aquí, una casa no surge con facilidad de un juego de planos y datos precisos, como ocurre en la mayoría de las ciudades europeas o de los Estados Unidos. El arquitecto interesado en ver realizada una construcción conforme a sus intenciones debe supervisarla a diario y desempeñar él mismo el papel de contratista. A sabiendas de que aún el trabajo más cuidadoso que realice en el restirador no le releva de emplear la mitad de su tiempo en la ejecución práctica, en la mayoría de los casos decide darle expresión a sus intenciones mediante bocetos e instrucciones al pie de la obra.
“Este método tiene definitivamente sus ventajas. Lo que se pierde en la preparación meticulosa de planos se gana con el contacto directo, en los nuevos estímulos que surgen del material y del proceso de trabajo, en la movilidad a raíz de ocurrencias momentáneas para mejorar la idea original en particular o articularla de manera más nítida.
“Bajo estas condiciones, me parece razonable prescindir de cierta conclusión mecánica como nosotros la adoramos en los primeros años del funcionalismo, y en su lugar recibir la bendición de un rústico hecho a mano y más humano, el cual, aparte de eso, podría ser la expresión más adecuada de las fuentes espirituales de energía de este país.”
Notas.
- http://www.revistas.unam.mx/index.php/bitacora/article/view/57128/50669
- En las páginas 035 a 059 del No. 32 de BITÁCORA, nos presentan la versión facsimilar del artículo que apareció publicado originalmente en la revista BAUKUNST UND WERKFORM. El trabajo que realizó el equipo de BITÁCORA es de una calidad increíble. O sea, aquí tenemos las páginas con sus fotografías y textos exactamente como se armaron entonces; en ellas, con extremo cuidado y cariño, suplieron los textos que Cetto escribió en alemán por su versión en español.
Jesús Tovar
junio 15, 2022 @ 8:38 pm
Bettina me encantaría tener estas dos revistas en mi biblioteca. ¿Cómo las consigo? Te comento que el Pedregal por sí mismo es un mundo aparte como ya sabes tú mejor que yo. El genio de Barragán y la capacidad de tu padre de conjuntaron para crear obras de maravilla. La formación europea y el bagaje de tu padre con su conocida sensibilidad lograron en él un cambio radical incluso como arquitecto. Dejó de ser un poco alemán para volverse un poco más mexicano. Pero voy más allá estos principios que ellos trazaron y descubrieron gracias también a Rivera marcaron una ruta inteligente de como hacer buena Arquitectura, como me gusta llamarla. En el desierto de mi Coahuila estos principios de diseño (o al menos varios de ellos también son válidos) El tema es ser sensible y eso no lo aprendes en ninguna universidad. La sensibilidad viene del corazón y no del cerebro. Tu papá entendí eso desde que llegó y lo aplicó sabiamente. Ahora México está en deuda con él y con muchos otros que no han sido reconocidos como piedras angulares de una Arquitectura Mexicana que hoy es valiosa en todo el mundo. Cetto para mí ya forma parte del DNA de cualquier arquitecto mexicano.